viernes, 20 de agosto de 2010

INTRODUCCION " Luna"





"LUNA, NO ME ABANDONES MÁS, TIENDO A RECUPERARME EN LA CUNA DE TUS CRÁTERES"

La noche cada minuto tornaba más obscura, mis lágrimas corrían por mis mejillas, era imposible fingir aquel dolor que afligía mis adentros, cada vez podía sentir la culpa apuñalando mi corazón provocando una lágrima interna de sangre, sus ojos recordaban aquella noche fría en que la luna me abandonó, aquella noche que mi vida cambió completa mente, aquella noche que habría deseado desaparecer de mi memoria, pero aún estaba ahí...

Era víspera de navidad, el frió ponía mi piel erizada y mis mejillas se encontraban sonrojadas, estaba entre los brazos de mi madre, aquellos brazos cansados del largo camino que había recorrido, no tenía idea de donde me encontraba ni a que lugar me dirigía. La luna estaba en su gran esplendor , solo ella, mi madre & yo aquella noche obscura, de pronto mi madre cesó el paso y su respiración comenzó a alterarse, por más que quise incorporarme a la escena no pude, pero entre sordera escuché aquella voz ronca

- Es tiempo de que lo dejes ir, el ya no volverá a ser el hijo que conocer - dijo aquella voz gruesa y cansada

- ¿Por que?, por que el, mi Xavier - mi madre no tenía palabras, no sabía que decir, recuerdo que aquella noche era mi aniversario numero 15, era lo único que recordaba, estaba tan aturdido y confundido que solo me limité a escuchar.

- Es el séptimo hijo, deberías saberlo - contestó aquella voz siniestra

- Esas son patrañas!, jamás e creído en eso y jamás lo haré - mi mamá grito aferrándose a mi cuerpo, sus brazos temblaban del cansancio y el frió acumulado aquellas horas de camino.

- Pronto Xavier no será más que un asesino, un perseguido por las sectas, por la iglesia, por el pueblo, es mejor que me lo entregues ahora mismo si no quieres arrepentirte de las desgracias que tu terquedad puede provocar - Aquella voz insistía en que debía irme, debía partir, si era así, mi madre tendría que resignarse y dejarme ir, al fin de termino era lo mejor para todos.

Una onda de aire cruzó aquella linea entre mi madre y la voz, ella me soltó y caí sobre el suelo, todo era borroso para mí, no podía distinguir nada, de pronto una línea de luz comenzó a iluminar aquel claro, mi sangre comenzó a herbir, y mi ser comenzaba a dar golpes por mi cuerpo, mis ojos ardían, mis manos temblaban, mi cabeza era una bomba de tiempo, ardía en fiebre, mis ojos se comenzaban a poner en blanco, sentía como mis huesos comenzaban a tronar y tornarse deforme a como eran, mis manos comenzarón a alargarse, mi mirada era demasiado profunda y exacta, mi cabeza ardía, y en mis adentros crecía una gran rabia que jamás había sentido, mi espalda dio un gran estirón y tronó, yo solté un grito desgarrador, que de pronto se convirtió en aullido.

- ¡NO! - escuché a mi mamá a distancia, pude distinguir la silueta de donde provenía aquella voz, pude divisar como se alejaba lentamente, como esperándose acomodar para contemplar una escena intensa

La sangre corría por mis venas aceleradamente, y la rabia crecía, tenía una gran sed, una sed extraña, ahora solo podía ver sombras, me lancé contra la primer silueta que distinguí, mordí su cuello fragil y delicado enterrando mis dientes con esperanza en conseguir una gran porcion de carne, podía escuchar los gritos de dolor y desesperación, pero algo en mi no me dejaba parar no podía detenerme, no sabia que pasaba, terminé por destazar su cuerpo y regarlo en todas partes, mi ira habia terminado, mi presión bajó de tal manera que caí sobre el suelo humedo.

Abrí mis ojos, me percaté que había estado inconciente un par de horas, la luz de la luna lastimaba mis ojos color miel, me incorporé a la escena y pude distinguir aquellas partes humanas destazadas, y entre el pasto humedo, pude distinguir un diamante, aquel diamante verde limón que mi madre llevaba como collar, lagrimas comenzarón a tomar curso por mi mejilla y una grán ira comenzó a atormentarme, había matado a la persona que me dió la vida, que me dió amor, y todo aquello que yo necesitaba cuando mi padre murió, yo la había matado, era un asesino, un monstruo.

Mis lagrimas eran inconzolables, mi herida era más profunda por dentro, un gran hueco en mi interior crecía comiendo mi interior, consumiendo mi paz, mi amor, mi fé. Aquel rayo de luz comenzó a alejarse, contemplé aquella gran luna que se iba de mi en aquel momento que necesitaba de ella, se iba sin decir adios, abandonandome en aquella obscuridad en que había perdido todo, completamente todo.


Aquel era el recuerdo que no me dejaba conciliarme aquella noche, estaba arrumbado en aquel suelo frio y deprimente, la hierba era lo unico que se encontraba a mi lado, era tiempo de dejar mi pasado, aquel pasado horrible que tenía, aquella imagen en mi cabeza, era tiempo de comenzar de nuevo, una nueva vida...